¿Qué es la Hepatitis?
La hepatitis es una inflamación del hígado causada
generalmente por una infección vírica.
Se conocen
cinco tipos principales de virus de la hepatitis, designados como A, B, C, D, E
y F. Estos son los que mayor
preocupación generan debido a la gran morbilidad y mortalidad que conllevan y a
su potencial para causar brotes y propagarse de forma epidémica.
Ejemplo de la causas
La Hepatitis A
Es una
enfermedad hepática causada por el virus de la hepatitis A (VHA).
La
hepatitis A se presenta esporádicamente y en epidemias en el mundo entero, y
tiende a reaparecer periódicamente. A
nivel mundial, las infecciones por VHA ascienden aproximadamente a 1,4 millones
de casos al año.
El
virus de la hepatitis A es una de las causas más frecuentes de infección de
transmisión alimentaria. Las epidemias
asociadas a alimentos o agua contaminados pueden aparecer de forma explosiva,
como la epidemia registrada en Shangai en 1988, que afectó a unas 300 000
personas. Los virus de la hepatitis A
persisten en el medio y pueden resistir los procesos de producción de alimentos
usados habitualmente para inactivar y/o controlar las bacterias patógenas.
La
enfermedad puede tener consecuencias económicas y sociales graves en las
comunidades. Los pacientes pueden tardar
semanas o meses en recuperarse y reanudar sus actividades laborales, escolares
o cotidianas. La repercusión en los establecimientos de comidas contaminados
por el virus y en la productividad local en general pueden ser graves.
Transmisión
El
virus de hepatitis A se transmite principalmente por vía fecal-oral, esto es,
cuando una persona no infectada ingiere alimentos o agua contaminados por las
heces de una persona infectada. Los
brotes transmitidos por el agua, aunque infrecuentes, suelen estar relacionados
con casos de contaminación por aguas residuales o de abastecimiento de agua
insuficientemente tratada.
El
virus también puede transmitirse por contacto físico estrecho con una persona
infectada, pero no se propaga por contactos ocasionales.
Síntomas
La hepatitis
puede comenzar y mejorar rápidamente. También
puede volverse una enfermedad prolongada. En algunos casos, puede llevar a daño
hepático, insuficiencia hepática o incluso cáncer de hígado.
La gravedad
de la hepatitis depende de muchos factores, que incluyen la causa del daño
hepático y cualquier enfermedad que usted tenga. La hepatitis A, por ejemplo, generalmente es
de corta duración y no conduce a problemas hepáticos crónicos.
Los síntomas
de la hepatitis abarcan:
·
Dolor o distensión en el área
abdominal
·
Orina turbia y deposiciones de color
arcilla o pálidas
·
Fatiga
·
Febrícula
·
Picazón
·
Ictericia (coloración amarillenta de
la piel o los ojos)
·
Inapetencia
·
Náuseas y vómitos
·
Pérdida de peso
Es posible
que usted no presente síntomas cuando resulte infectado con hepatitis B o C por
primera vez. Puede aun presentar
insuficiencia hepática posteriormente. Si tiene algún factor de riesgo asociado
a cualquier tipo de hepatitis, le deben hacer exámenes periódicamente.
¿Quiénes corren riesgo?
Cualquier
persona que no haya sido vacunada o no se haya infectado antes puede contraer
la hepatitis A. En las zonas donde el
virus está extendido (alta endemicidad), la mayoría de las infecciones se
producen durante la primera infancia.
Entre
los factores de riesgo cabe citar los siguientes:
·
saneamiento deficiente
·
falta de agua salubre
·
drogas inyectables
·
convivencia con una
persona infectada
·
relaciones sexuales con
una persona con infección aguda por VHA
·
viajes a zonas de alta
endemicidad sin inmunización previa.
Diagnóstico
Los
casos de hepatitis A son clínicamente indistinguibles de otros tipos de
hepatitis víricas agudas. El diagnóstico
se establece mediante la detección en la sangre de anticuerppos IgM e IgG
dirigidos específicamente contra el VHA. Otra prueba es la reacción en cadena de la
polimerasa con retrotranscriptasa (RT-PCR), que detecta el RNA del virus de la
hepatitis A, pero puede necesitar laboratorios especializados.
Tratamiento
No hay
ningún tratamiento específico para la hepatitis A. Los síntomas pueden remitir lentamente, a lo
largo de varias semanas o meses. El
tratamiento persigue el bienestar y el equilibrio nutricional del paciente,
incluida la rehidratación tras los vómitos y diarreas.
Prevención
La
mejora del saneamiento, la inocuidad de los alimentos y la vacunación son las
medidas más eficaces para combatir la hepatitis A.
La
propagación de la hepatitis A puede reducirse mediante:
·
sistemas adecuados de
abastecimiento de agua potable
·
eliminación apropiada
de las aguas residuales de la comunidad
·
prácticas de higiene
personal tales como el lavado regular de las manos con agua salubre.
Hay
varias vacunas contra la hepatitis A disponibles a nivel internacional, todas
ellas similares en cuanto a la protección conferida y los efectos secundarios.
No hay ninguna vacuna autorizada para niños menores de un año.
Al cabo
de un mes de haber recibido una sola dosis de la vacuna, casi el 100% de las
personas habrá desarrollado niveles protectores de anticuerpos. Incluso después
de la exposición al virus, una dosis de la vacuna dentro de las dos semanas
posteriores al contacto con el virus tiene efectos protectores. Aun así, los
fabricantes recomiendan dos dosis de la vacuna para garantizar una protección a
más largo plazo, de entre cinco y ocho años.
Millones
de personas han sido vacunadas en todo el mundo y no han sufrido efectos
adversos graves. La vacuna se puede administrar en el marco de los programas
ordinarios de vacunación infantil y puede emplearse junto con otras vacunas
administradas a los viajeros.
Referencias:
Hepatitis . (n.d.). Retrieved
from Organizació Mundial de la Salud:
http://www.who.int/csr/disease/hepatitis/es/
Hepatitis. (2013, octubre
14). Retrieved from MedlinePlus Informació de salud para usted:
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001154.htm
Hepatitis A. (2014, Junio).
Retrieved from Organización Mundial de la Salud:
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs328/es/
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